
Pero la verdad es que les escribía para saludarles en esta Navidad. Espero que tengan unos días muy especiales en familia. A ver si por lo menos en estos días logramos vivir en nuestras casas lo que viene a traer el Señor con su encarnación: un mundo de paz donde el lobo pastará con el cordero y el niño jugará con la serpiente, y todo será en paz (aunque tanto nos cuesta en casa)... Recuerden lo que ya les dije hace un año (o dos): no es navidad porque así lo indican las luces en las calles, o Falabella, ni porque comemos en familia, ni siquiera porque viene le Viejo Pascuero... Es Navidad porque así lo proclama la liturgia. Por eso, a preparar una buena comida y unos bonitos regalos, pero, sobretodo, a preparar bien esa misa de nochebuena, que es el centro de estas fiestas. Desde ahí brota todo lo que la Navidad significa, desde ahí nace la paz que tanto necesitan nuestros hogares. Misa antes o después de cenar, pero que no sea una noche sin misa, pues entonces no es Navidad. Así es que a organizarse y a prepararse para esa misa en la que no vuelve a nacer Jesús, pues eso fue hace 2010 años, sino en la que se realiza nuestra salvación y plenitud. Eso sí que es hoy. Cuando escuchemos en el salmo la antífona "Hoy ha nacido el Salvador", eso se cumple verdaderamente en esa celebración, pues ese es el momento eterno de nuestra salvación.
Que tengan una muy feliz Navidad, y un 2010 todavía mejor que éste que ya se acaba. Un abrazo a todos, y nos vemos en la misa de Nochebuena, donde estaremos unidos en una misma celebración

Padre Osvaldo
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