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sábado, 20 de diciembre de 2008

¡¡¡¡HA LLEGADO CARTA!!!!!


Queridos amigos, tanto tiempo sin escribirles. Es que el estudio ha sido intenso y no me he hecho el tiempo para hacerlo. Pero no podía llegar a la Navidad sin enviarles un especial saludo. Siempre los encomiendo en la oración. Como hace tiempo que no les escribo, el mail es un poco largo, así es que los que quieran tienen permiso para leer sólo una parte (la primera parte es sobre Tierra Santa, la segunda, sobre los estudios y la tercera, sobre Navidad…). Si quieren ver fotos de la peregrinación a Tierra Santa, las pueden encontrar en http://picasaweb.google.es/padreosvaldo/PeregrinaciNTierraSanta2008.

1. Les cuento un poco cómo van las cosas por acá. Este segundo semestre ha sido muy especial, marcado por una peregrinación a Tierra Santa. La verdad es que es de esas experiencias decisivas en la vida. Es muy impresionante poder recorrer la tierra de Jesús, poder celebrar la misa y leer el evangelio en los lugares donde sucedieron los hechos es una experiencia extraordinaria. Fue un gran regalo del Señor no sólo por los lugares, sino también por el grupo: todos ibamos en un ambiente de oración y de encuentro con el señor. Estabamos todos en sintonía, poniendo la eucaristía al centro de cada día, y estrujando al máximo los Evangelios. Además íbamos haciendo los ejercicios espirituales de san Ignacio.
Primero estuvimos en Nazaret, el lugar de María y de la infancia de Jesús. El premio se lo lleva la Basílica de la Anunciación, que es el lugar donde comenzó todo: Et Verbo "hic" caro factum est (Y el Verbo "aquí" se hizo carne)… Luego cruzamos en un bote el lago Tiberíades(haciendo patria con la bandera chilena y el himno nacional…) y estuvimos en los lugares de la vida pública de Jesús: Cafarnaúm, donde vivía en casa de Pedro, el monte Tabor donde se transfiguró, el río Jordán (bautismo), el monte de las bienaventuranzas, la multiplicación de los panes, la confesión de Pedro, apariciones ya Resucitado… La misa en el lugar de las Bienaventuranzas es algo inolvidable...
Finalmente fuimos a Belén y Jerusalén. Están muy cerca las dos ciudades, pero Belén es de los Palestinos, por lo que está amurallada como si fuera un gran campo de concentración. Es difícil entrar, por lo controles que ponen los judíos al cruzar la "frontera". Da una sensación de inseguridad y un poco de miedo. Es extraño, todo militarizado. Y en medio de la ciudad, la Basílica de la Natividad, la Iglesia más antigua del mundo (es del s. III, no está reconstruida). Es extraña, está en manos de armenos, griegos ortodoxos y católicos. Debajo del altar está la gruta donde nació Jesús. Se puede bajar, tocar y rezar ahí un momento. Es muy impresionante que en medio de la inseguridad de afuera, ahí está ese lugar donde nace el príncipe de la paz: Et Verbo "hic" natus est... Es la fuente desde donde brota la paz, sin embargo, han pasado 2000 años, y la inseguridad y miedo se mantienen.
Luego, en Jerusalén pudimos hacer el Vía Crucis por los lugares que recorrió Jesús. El premio en este caso se lo lleva la Basílica de la Anástasis (Resurrección). Es una gran iglesia con varias iglesias dentro. Al entrar se sube por un costado a una iglesia que señala el lugar donde murió Jesús: ahí estuvo puesta la cruz. Uno puede acercarse y tocar la piedra donde estuvo la cruz, todo en un mar de gente. Luego uno baja y justo debajo de la capilla de la cruz hay otra capilla donde se ve la roca de la montaña partida en dos, pues al morir Cristo, la roca se partió. La tradición dice que ahí abajo estaría la tumba de Adán, de manera que al derramarse la sangre de Cristo, esta habría caído por entre la roca partida y habría tocado la tumba de Adán, por lo que habría resucitado y, con él, el resto de los que aguardaban al Mesías. Es una explicación gráfica del descenso a los infiernos del Señor. A un costado se pasa al lugar donde prepararon a Jesús para su sepultura. Finalmente se llega a un espacio grande donde convergen varias capillas (Armena, Griega y Católica). Al centro de ese espacio hay una capilla pequeña (caben 6 personas) que marca el lugar del sepulcro de Jesús. Es un lugar complejo, donde los armenos-furiosos lo custodian. Hicimos una cola eterna, con peleas y empujones incluidos, y finalmente pudimos entrar en pequeños grupos. Aunque afuera hay caos, adenytro hay silencio y paz...Hay una primera sala pequeña donde se espera y luego un lugar muy chico, donde caben solo cuatro personas incadas: ahí está el lugar donde estuvo Jesús sepultado. Lo increíble, como es de suponer, es que no hay nada, sólo la piedra, pues resucitó. Tanta cola, empujones y ver un lugar vacío… Pero esa es la riqueza de la fe, ese sepulcro vacío es el testimonio más fuerte del momento mismo de la Resurrección del Señor: y si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe, cmo dice san Pablo. Es muy emocionante estar ahí.
Conocimos otros lugares de Jerusalén: el Templo (lugar contradictorio, en donde una parte es de los judíos y otra de los musulmanes, es muy tenso el ambiente), la casa de Caifás (donde estuvo detenido Jesús), la casa de santa Ana (donde nació María), el Huerto de los Olivos (tuvimos un momento de Adoración al santísimo ahí), la preciosa Basílica de la dormición de María, entre otros. Una misa muy especial la pudimos celebrar en una capillita en el monte al frente de Jerusalén. Se llama "Dominus Flevit" (el Señor lloró). Es cuando Jesús vio Jerusalén y lloró por ella: él la había querido proteger como una galllina cobija a sus polluelos… También fuimos a Jericó, donde hubo una experiencia curiosa. Subimos a un Monasterio Griego Ortodoxo donde había un monje ermitaño. Es el lugar de las tentaciones de Jesús en el desierto. Antes de entrar, el monje explicó un poco el lugar y luego aclaró que estaba permitido sacar fotos, pero estaba absolutamente prohibido… ¡rezar! Cuando se fue el monje, por supuesto que no sacamos fotos, sino que rezamos leyendo el texto bíblico de las tentaciones de Jesús, pero en eso aparece de vuelta el monje y empezó a retarnos y gritarnos, para terror del grupo. Pensamos que sacaría un sable y nos cortaría la cabeza… Una vez que se tranquilizó me acerqué a preguntarle qué pasaba, pues tenemos las mismas escrituras que ellos y creemos en el mismo Dios (es un monje ortodoxo griego). Dio una explicación absurda de que había problemas con algunas versiones de la Biblia en que tenían un trato irrespetuoso del nombre de Dios, por lo que ellos prohibían rezar en ese lugar (¡plop!). En fin, igual terminamos un poco más amigo del moje. Finalmente fuimos a Qumram y al Mar muerto, donde gozamos bañándonos en unh mar que está a 450 metros bajo el nivel del mar, y que es tan salado que irrita mucho los ojos y la cara, pero a la vez te hace flotar de una manera especial.
Leer las Escrituras hoy es distinto: la lectura va acompañada de imágenes, colores, olores, sensaciones… Es una gran riqueza. Creo que la misma predicación se enriquece muchísimo. De más está decirles que los encomendé mucho en cada lugar santo que visité.

2. Aparte de eso, la vida en Barcelona ha sido muy intensa, sobre todo por los estudios. La Biblioteca de la Universidad, que es fantástica, ha pasado a ser mi hogar: ahí paso casi 9 horas todos los días metido en los libros. He podido investigar la liturgia de los primeros siglos, sobre todo he estado leyendo sobre el bautismo hasta el siglo IV y las plegarias eucarísticas de este tiempo. Son texto de una gran riqueza teológica y espiritual. El bautismo es fascinante, pues era lleno de signos y gestos: renunciar al mal mirando al poniente para luego darse vuelta a oriente para adherirse a la Trinidad, bajar a la piscina bautismal y ser sumergido en el agua mientras se profesaba el credo, ser ungido todo el cuerpo con aceite de los catecúmenos y luego con el crisma, etc. También había mucha riqueza en la forma de celebrar la misa. Hay varias plegarias eucarísticas orientales muy antiguas. Cada lugar tenía su propia forma de rezar, aunque estaban unidos en lo fundamental. Los textos son de un contenido muy profundo. Y está lleno de la Trinidad, que es lo que yo estoy investigando. Me queda bastante aun por seguir investigando, pero estoy gozando con todo esto.

3. Me estoy preparando para la Navidad, que la viviré con un grupo de matrimonios chilenos, lo que nos hará sentirnos a todos un poco en familia. El clima de acá hace que se viva bastante distinta la navidad a Chile. Por una parte está todo el sentido litúrgico del tiempo: se oscurece temprano, hace frío, la noche es larga, sin embargo en estos días se celebra el solsticio de invierno, donde la noche comienza a retroceder y el día se hace más largo. Es el triunfo de la luz sobre las tinieblas. Algo de eso celebramos el sábado pasado en la fiesta de santa Lucia, cuyo nombre viene de la luz (se le representa con los ojos en la mano no por referencia al martirio, sino a la luz). Y se celebra en este tiempo como signo de esta luz que comienza a vencer a las tinieblas. Pero sin duda la plenitud de la luz verdadera es Cristo, la luz que viene de lo alto, el sol que nace desde el Oriente para traer la salvación. Desde siempre la liturgia ha reconocido este paralelo entre Cristo y el Sol, por eso antiguamente se construían las iglesias "orientadas", es decir, mirando con el ábside hacia Oriente, de donde volverá el Mesías. Todo el tema de la orientación en la liturgia es muy importante y Navidad tiene mucho que ver con esto, pues es algo que afecta a toda la creación, la cual se pone al servicio de la redención y encuentra en ella su plenitud. En Barcelona hay una gran Iglesia que lleva más de cien años en construcción. Es la Basílica de la Sagrada Familia (de Gaudí). En ella, la entrada lateral es la de la Natividad, y hay un pórtico de Jesús. Presenta aquí, en escultura, una columna con los nombres de la genealogía de Jesús desde Abraham (de san Mateo). La columna se sostiene sobre una serpiente con una manzana en la boca. Sobre la columna está la imagen del pesebre y sobre el pesebre, una gran estrella que señala el lugar de la natividad. Más arriba aún, se ven las estrellas en la posición en que se encontraban en esa noche santa, representadas en los signos del zodíaco (hoy el zodíaco es algo esotérico, pero originalmente era cristiano, y antes incluso judío). La serpiente refleja la razón por la que se realiza la historia de la salvación. La columna muestra toda la historia de Israel que conduce hacia la venida del Mesías; las estrellas muestra la dimensión cósmica de la salvación. Todo adquiere plenitud de sentido en Cristo: el tiempo (reflejado en la historia de la salvación, la columna) y el espacio (la dimensión cósmica reflejada en el zodíaco). Todo adquiere plenitud en Cristo, y curiosamente se trata de un niño pequeño y frágil.
Me parece muy significativa toda esta imagen de Cristo como la luz al ver lo que pasa en las calles de Barcelona (y del mundo entero). Todas las calles están llenas de luces por la navidad. Y están las calles llenas de gente ajetreada y apurada por todo lo que tiene que hacer y comprar. El colmo de esto lo encuentro en las calles donde vivo, donde las luces tienen forma de bolsas de compra, nada religioso… En fin, lo que me sorprende es que la gente parece encandilada con estas luces de la calle, sin embargo son solo luces que no brillan por ellas mismas. La gente pone sus esperanzas en unas pobres luces que en cinco días más estarán desenchufadas y ya no brillarán. Nosotros estamos invitados a poner nuestras esperanzas en Aquel que es la luz eterna, la que brilla y no se acaba, en Aquel que no pasa. Él es la verdadera luz del mundo.
Dejemos, esta Navidad, que sea la luz de Cristo la que nos encandile. Es importante celebrar la Navidad y entrar en este misterio. El ritmo de nuestra vida está marcado por los misterios del Señor. No es la decoración de las calles o la de Falabella (o el mall que sea) la que nos determina el ritmo del tiempo en el que vivimos: no es el ritmo de las ofertas, sino el ritmo de la liturgia. Es Navidad no porque hay regalos, sino porque la Liturgia nos introduce con sus lecturas y oraciones en el Misterio del Señor. Una Navidad sin liturgia, y con puro falabella, no es Navidad, es una simple celebración. Por eso les propongo organizarse bien para estos días y poner al centro de las celebraciones la Santa Misa. Después el resto de las cosas. Que no se nos pase la noche santa y el 25 sin la Misa: es Navidad por la liturgia que celebramos, no por la comida que comemos ni los regalos que recibimos… Es cierto que el mundo tiene un ritmo que va perdiendo su sentido cristiano, pero también es verdad que nosotros podemos marcar la diferencia y celebrar cristianamente esta Navidad.

Espero que pasen una feliz Navidad junto a su familia, y que puedan acoger al Señor que viene a hacer nuevas todas las cosas, sobre todo, nuestra propia vida.

Sabiendo que estamos unidos en la oración, con cariño,
P. Osvaldo

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